En varias ciudades de Asia, parques, azoteas y riberas están adoptando la antigua técnica agrícola de terrazas escalonadas para mejorar la absorción, almacenamiento y filtración del agua de lluvia, inspirando una revolución en el manejo urbano del agua.
En 2011, la arquitecta Kotchakorn Voraakhom y su familia, al igual que millones de personas en Bangkok, perdieron sus hogares debido a las inundaciones que arrasaron muchas áreas de Tailandia, sumergiendo la megaciudad. Fue la peor inundación que el país había visto en décadas, un desastre nacional que duró más de tres meses y cobró la vida de más de 800 personas. Según la BBC, los científicos vincularon la catástrofe con el aumento de las lluvias causado por las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el hombre.
Este desastre sacudió a Voraakhom y la motivó a fundar la firma de arquitectura Landprocess. Durante más de una década, su empresa ha diseñado numerosos parques, jardines en azoteas y espacios públicos en ciudades bajas, ayudando a los residentes a mejorar su resiliencia frente a las inundaciones. Entre sus diseños más impresionantes destaca la azotea verde de una universidad, inspirada en los arrozales en terrazas.
En la Universidad Thammasat, al norte de Bangkok, pequeñas parcelas de terrazas descienden en niveles desde la cima del edificio a lo largo del techo verde diseñado por Voraakhom, permitiendo que la universidad recolecte agua de lluvia y cultive alimentos. Alrededor del edificio hay cuatro estanques que recogen el agua que corre por las terrazas. En días secos, esta agua se bombea de vuelta con energía limpia generada por paneles solares en el techo, utilizándose para regar los cultivos. Cuando se construyó en 2019, este techo se convirtió en la granja urbana en azotea más grande de Asia, con 7,000 m² de un total de 22,000 m² dedicados a la agricultura orgánica.
Comparado con los techos de concreto, el techo verde puede reducir hasta 20 veces la velocidad a la que el agua de lluvia llega al suelo, un problema crítico para Bangkok, según las estimaciones de Voraakhom. Además, ayuda a disminuir la temperatura interna del edificio en 2 a 4 grados Celsius durante los calurosos veranos de Bangkok.
Los arrozales en terrazas, esas parcelas escalonadas que los agricultores han creado a lo largo de colinas y montañas para maximizar el uso del terreno, son comunes en muchos países asiáticos, incluyendo China, Japón, Tailandia, Vietnam y Filipinas. Se cree que sus orígenes se remontan a hace más de 5,000 años en la cuenca del río Yangtsé, en China.
A pesar de sus variadas formas y tamaños, todas las terrazas agrícolas se construyen siguiendo las curvas naturales del terreno, lo que les permite recolectar y retener agua de lluvia, utilizando esta para nutrir la tierra y los cultivos. Según Yu Kongjian, profesor de arquitectura en la Universidad de Pekín, China, las técnicas de construcción de terrazas desarrolladas por generaciones de agricultores podrían ofrecer enormes beneficios a las ciudades asiáticas al enfrentar tormentas e inundaciones.
Las terrazas son un componente clave en la teoría de la «ciudad esponja» de Yu, que propone que las ciudades confíen en la tierra y la vegetación en lugar de en el acero y el concreto para resolver los problemas de inundaciones y exceso de lluvia. Según Yu, el agua de lluvia debe ser absorbida y retenida en su origen, ralentizando su flujo y gestionando su entrada al sistema urbano. Las terrazas ayudan a mitigar las inundaciones desde la fuente. Desde 1997, Yu ha diseñado más de 500 proyectos de ciudades esponja integrando elementos de terrazas en toda China, algunos de los cuales han generado un impacto notable.
Un ejemplo es el parque Yanweizhou, completado en 2014 en Jinhua, Zhejiang, la ciudad natal de Yu. Este parque cuenta con riberas en terrazas plantadas con hierbas que pueden adaptarse a entornos acuáticos. Esta característica «esponjosa» puede reducir hasta un 63% la magnitud máxima anual de inundaciones en el parque en comparación con una estructura de concreto.
