En los últimos cinco años, las trayectorias comerciales de los dos mayores fabricantes de aviones del mundo han seguido caminos opuestos: mientras que Airbus ha logrado generar beneficios consistentes, Boeing ha experimentado pérdidas casi continuas.
El pasado 8 de agosto, Boeing tomó una decisión estratégica al nombrar a Kelly Ortberg como su nuevo CEO. Ortberg, ex-CEO de la empresa tecnológica aeronáutica Rockwell Collins, es reconocido por su habilidad en liderazgo y por haber llevado a cabo con éxito la fusión de Rockwell Collins con United Technologies.
Esta designación llega en un momento crítico para Boeing, que enfrenta serios desafíos relacionados con la seguridad y la calidad de sus productos, factores que han contribuido significativamente a las pérdidas financieras bajo la dirección del ex-CEO Dave Calhoun. Estos problemas han debilitado a Boeing en los últimos cinco años, permitiendo que Airbus tome la delantera en el mercado.
En el competitivo mundo de la fabricación de aviones comerciales, Boeing y Airbus son verdaderos titanes. Aunque existen otros fabricantes, sus volúmenes de producción son considerablemente menores en comparación con estos gigantes de la industria.
Según CNN, uno de los factores que contribuyen a esta dinámica es que los pilotos están entrenados para operar sistemas de Boeing o Airbus, lo que dificulta que las aerolíneas cambien de proveedor. Además, ambos fabricantes tienen una capacidad de producción masiva que les otorga una ventaja significativa. Hasta finales de 2023, Airbus tenía un respaldo de 8.598 pedidos, mientras que Boeing contaba con 5.591 pedidos pendientes hasta finales de marzo de ese mismo año.
No obstante, a pesar de su dominio en el mercado, las rutas comerciales de estas dos empresas han divergido notablemente en los últimos años: mientras Boeing ha enfrentado pérdidas debido a una serie de incidentes, Airbus ha mantenido una rentabilidad estable.
Todo comenzó con dos trágicos accidentes aéreos a finales de 2018 y principios de 2019 en Etiopía e Indonesia, involucrando al Boeing 737 Max. Estos incidentes fueron un golpe devastador para el fabricante de aviones estadounidense, llevando a la paralización global de este modelo durante más de un año y medio.
Boeing sufrió pérdidas colosales, con miles de millones de dólares en multas y cancelaciones de pedidos, además de reportar un déficit cercano a los 3 mil millones de dólares en el segundo trimestre de 2019. Finalmente, el 737 Max fue autorizado a volar de nuevo a finales de 2020, tras realizar modificaciones críticas en su sistema de control de vuelo y actualizar las guías de entrenamiento para los pilotos.
No obstante, estos problemas, sumados a la caída de la demanda provocada por la pandemia, continuaron afectando gravemente a Boeing, que registró pérdidas de casi 12 mil millones de dólares en 2020, con un colosal déficit de 8 mil millones en el cuarto trimestre.
Dos años después del problema con el 737 Max, Boeing se enfrentó a un nuevo desafío, esta vez relacionado con el modelo 787 Dreamliner. Dificultades en la producción obligaron a la empresa a retrasar entregas y realizar reparaciones en varias partes del avión, lo que provocó una drástica caída en sus ganancias, superando los 4 mil millones de dólares en el cuarto trimestre de 2021.
En 2022, diversos problemas en su división de aviones comerciales y en el negocio de defensa contribuyeron a una nueva pérdida significativa de 3,3 mil millones de dólares en el tercer trimestre. Sin embargo, la racha de contratiempos y pérdidas de Boeing aún no había llegado a su fin.
El 5 de enero de 2024, un nuevo incidente sacudió a la compañía cuando la puerta de un 737 Max se abrió en pleno vuelo. Este evento llevó a la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) a suspender de inmediato 171 aviones 737-9 Max y a ordenar a Boeing que detuviera la expansión de su producción.
La FAA también lanzó una investigación exhaustiva en la línea de producción de Boeing, descubriendo múltiples problemas relacionados con el control de calidad y los procesos de fabricación. Este nuevo contratiempo resultó en otra pérdida de 1,4 mil millones de dólares para Boeing en el segundo trimestre de este año.
Mientras Boeing navegaba por aguas turbulentas, Airbus disfrutaba de un camino empresarial relativamente más despejado. Su único gran traspié en los últimos 5,5 años ocurrió en el cuarto trimestre de 2019, cuando la compañía tuvo que pagar una multa significativa en un caso de corrupción y enfrentó costos elevados relacionados con el programa de aviones militares A400M.
Desde 2021, Airbus ha mantenido una racha constante de trimestres rentables, alcanzando su pico en el segundo trimestre de 2021 con ganancias de 2,24 mil millones de dólares. Este año marcó una fuerte recuperación para Airbus tras la crisis del Covid-19, con un aumento en las ventas y entregas de aviones, especialmente del modelo A320neo, a medida que la industria de la aviación global comenzaba a recuperarse.
Ese mismo año, Airbus lanzó el A321XLR, un avión de segmento medio que promete ampliar su alcance hasta 8.700 km, respondiendo a la creciente demanda de aviones más eficientes en combustible y con mayor autonomía de vuelo.
En 2022, Airbus entregó 661 aviones en comparación con los 480 de Boeing, consolidándose como el mayor fabricante de aviones del mundo. Sin embargo, a pesar de estas ventajas, Airbus también se enfrentó a desafíos compartidos por toda la industria, como problemas en la cadena de suministro, incluyendo la escasez de materiales y componentes, lo que ralentizó la producción y las entregas.
En la primera mitad de 2024, Airbus incrementó su ritmo de entregas alcanzando 323 aviones comerciales, en comparación con los 316 entregados en el mismo período del año anterior. Por otro lado, las entregas de Boeing se desaceleraron drásticamente, con solo 175 aviones entregados, frente a los 266 en los primeros seis meses de 2023.
Al comparar los resultados financieros del primer semestre de este año, Airbus registró ingresos de 28,8 mil millones de euros, un aumento del 4% respecto al mismo período, mientras que Boeing obtuvo 33,6 mil millones de dólares, una disminución del 11%. Sin embargo, mientras Airbus reportó una ganancia neta de 890 millones de dólares, Boeing sufrió una pérdida neta de 1,79 mil millones de dólares.
En un intento por fortalecer su capacidad de producción, Boeing anunció en junio un acuerdo para adquirir el fabricante de fuselajes Spirit AeroSystems. Sin embargo, aún no se ha revelado la fecha de cierre de esta transacción.
Actualmente, Boeing está depositando sus esperanzas en que su nuevo CEO, Ortberg, logre cambiar el rumbo de la compañía. Después de haber producido 25 aviones 737 Max en julio, Boeing se ha fijado como objetivo alcanzar una producción de 38 unidades Max por mes para finales de 2024.
No obstante, los analistas de las agencias de calificación crediticia Moody’s y S&P advierten que este objetivo podría no ser alcanzable debido a riesgos como posibles interrupciones laborales en las instalaciones de Seattle en septiembre, si las negociaciones contractuales con 30.000 trabajadores no progresan favorablemente.
Jonathan Root, analista de Moody’s, pronostica que Boeing cerrará 2024 con una producción mensual de 32 aviones Max, alcanzando el objetivo de 38 unidades recién en la segunda mitad de 2025. Esta producción es seguida de cerca por analistas e inversores.
Boeing ha reducido su producción para mejorar la calidad, pero esto ha afectado su flujo de caja. La compañía quemó alrededor de 8,3 mil millones de dólares en efectivo en la primera mitad de 2024 y se espera que su flujo de caja libre (Free Cash Flow) sea negativo este año, lo que representa una carga para su balance financiero.
«Consideramos que aumentar y estabilizar la producción del Max es esencial para generar flujo de caja libre, que es lo que más nos preocupa para mantener la calificación crediticia de Boeing», dijo Ben Tsocanos, director de la industria aeroespacial en S&P Global Ratings.
Los inversores creen que Boeing necesita aumentar la producción para frenar la quema de efectivo, que se espera continúe al menos hasta el final del tercer trimestre. «Hay una gran cantidad de apalancamiento operativo en esta industria, y con la tasa de producción por debajo de su capacidad óptima, solo se está quemando efectivo», comentó Tony Bancroft, director de cartera en Gabelli Funds, una entidad que posee acciones de Boeing.
En un comentario emitido el 15 de agosto, el CEO de United Airlines, Scott Kirby, pronosticó que Boeing se recuperará «más rápido de lo que la mayoría espera» tras una reunión con el CEO Kelly Ortberg. «No solo me siento alentado por lo que escuché, sino que también tengo más confianza en que Boeing está en el camino correcto», afirmó Kirby.
United Airlines, uno de los principales clientes de Boeing, había manifestado su gran descontento con el fabricante tras la suspensión de la producción de más de 170 aviones 737 Max 9 por la FAA, debido a un incidente en enero cuando una puerta se abrió en pleno vuelo, lo que les causó una pérdida de 200 millones de dólares en el primer trimestre.
Sin embargo, ahora Scott Kirby parece optimista y elogia la sólida base técnica de Kelly Ortberg, desarrollada durante su tiempo en Rockwell Collins, como un posible catalizador para «el éxito». Durante su gestión en Rockwell Collins, Ortberg supervisó los programas de desarrollo para el Airbus A350 XWB, Boeing 787 y Bombardier CSeries.
Según analistas, una vez que Boeing encuentre una base sólida, la dirección deberá enfocarse en lanzar un nuevo avión de reacción comercial para renovar su envejecida línea de productos.
El Max es la versión más reciente del avión 737, que fue introducido por primera vez en 1968. «Dada la edad de Ortberg (64 años), su prioridad podría ser estabilizar las operaciones, mejorar las finanzas de Boeing y reparar la cultura corporativa», comentó Robert Spingarn, analista en Melius Research.
En un mensaje reciente a los empleados, el CEO Ortberg recordó a los trabajadores que «las vidas de las personas dependen de lo que hacemos cada día». Añadió que «restaurar la confianza comienza con cumplir nuestros compromisos, ya sea produciendo aviones comerciales de alta calidad y seguros, o suministrando productos de defensa y espaciales que ayuden a nuestros clientes a cumplir sus misiones».