Los aliados de Donald Trump desean que el ex presidente deje de atacar personalmente a Kamala Harris y se concentre en los temas de política durante su campaña, pero sus súplicas parecen caer en oídos sordos.
Kellyanne Conway, ex directora de campaña de Trump, sugirió la semana pasada una estrategia para mejorar la situación cada vez más complicada del ex presidente.
«La fórmula ganadora para el Presidente Trump es clara: menos insultos, más ideas, y un contraste nítido en políticas con su oponente,» afirmó Conway.
El ex asesor de Trump, Peter Navarro, comparte una visión similar. «Cuando Trump ataca personalmente a la Vicepresidenta Kamala Harris en lugar de centrarse en políticas, el apoyo a Harris entre los votantes de estados clave aumenta, especialmente entre las mujeres,» comentó Navarro.
Sin embargo, Trump parece hacer caso omiso de estos consejos. El 11 de agosto, acusó a Harris de ser «una estafadora», afirmando que utilizó inteligencia artificial para falsear la multitud en sus mítines.
«Nadie la espera, y aun así parece como si hubiese 10.000 personas. Esas multitudes falsas también aparecen en otros eventos suyos,» declaró, refiriéndose a un mitin de Harris en el aeropuerto de Romulus, Michigan, el 7 de agosto. No obstante, los videos e imágenes publicados por los medios mostraban miles de personas reunidas en el evento de Harris en el aeropuerto de Detroit, Michigan, desmintiendo así las acusaciones de Trump.
En un mitin en Asheville, Carolina del Norte, el 13 de agosto, el ex presidente estadounidense describió a Harris como «loca», «estúpida» y «desquiciada», subrayando que «no es una persona inteligente».
Trump no dejó de burlarse de la risa de Harris, afirmando que «es la risa de alguien con serios problemas».
Aunque se esperaba que el discurso de Trump en este evento se centrara en la política económica, el ex presidente admitió que no era realmente su tema favorito.
«Ellos quieren que haga un discurso sobre economía,» comentó Trump, dando a entender que no era idea suya. Más tarde añadió, «dicen que es el tema más importante. No estoy tan seguro de eso».
En los últimos días, los aliados de Donald Trump han alzado la voz, instando al ex presidente a cambiar su enfoque de campaña. No desean que continúe obsesionándose con el tamaño de sus mítines ni que dirija ataques personales contra los candidatos demócratas.
Nikki Haley, quien fue una de las principales rivales de Trump antes de abandonar la contienda y respaldar al ex presidente, afirmó que el candidato republicano «no podrá ganar» si sigue enfocándose en temas como la magnitud de los eventos o cuestiones de raza e inteligencia de Kamala Harris.
El empresario Vivek Ramaswamy, quien también fue rival de Trump antes de declarar su apoyo, pidió al ex presidente que «se concentre más en las políticas». Kevin McCarthy, ex presidente de la Cámara de Representantes, también desea que Trump deje de cuestionar el tamaño de los eventos de su oponente y se enfoque en el historial de políticas de Harris.
Megyn Kelly, ex presentadora de Fox News, calificó la obsesión de Trump con el tamaño de los mítines como «ridícula». Según ella, «solo debe centrarse en el tema de la frontera».
Trump no repitió sus comentarios infundados sobre la magnitud de los eventos de Harris, pero en una entrevista en X el 12 de agosto y durante una conversación con periodistas el 14 de agosto, elogió la grandiosidad de sus propios mítines.
«Hemos tenido las multitudes más grandes en la historia política. Tenemos multitudes que nadie ha visto antes. Y eso continuará», proclamó Trump.
El ex presidente también dirigió críticas hacia el gobernador de Georgia, Brian Kemp, a pesar de que muchos en su partido le han instado a reducir la hostilidad hacia este líder clave en un estado crucial. Sean Hannity, presentador de Fox News, declaró que «no tenemos tiempo» para los ataques de Trump contra el gobernador Kemp.
Desde que Kamala Harris se convirtió en la candidata demócrata en lugar del presidente Joe Biden el mes pasado, ha logrado un comienzo impactante, alterando significativamente la dinámica de la carrera hacia la Casa Blanca. Encuestas recientes muestran que Harris está acortando la distancia con Trump e incluso lo supera en cinco de los siete estados clave, según un sondeo publicado por Cook Political Report (CPR) el 14 de agosto.
El ascenso de la candidata demócrata ha generado preocupación en la campaña de Trump, quien ha respondido con ataques racistas hacia Harris. Trump ha insinuado que Harris, cuya madre nació en la India y su padre en Jamaica, «de repente se convirtió en negra». Algunos republicanos también han lanzado críticas con tintes racistas y sexistas hacia ella.
Numerosos aliados han advertido a Trump que esta estrategia perjudica su campaña.
Bill Bean, un importante donante del Partido Republicano, dijo que ha conversado con el candidato a la vicepresidencia JD Vance y con el presidente del Comité Nacional Republicano (RNC), Michael Whatley, sobre la necesidad de enfocarse en el historial de políticas de Harris en lugar de recurrir a insultos y ataques personales.
A pesar de las insistentes solicitudes, Trump sigue centrando sus ataques personales en Kamala Harris y el presidente Biden. Durante una conversación de dos horas en la red X con el magnate Elon Musk, Trump mencionó a Biden 21 veces y a Harris en 8 ocasiones.
La campaña de Trump también ha rechazado los llamados al cambio. El principal asesor, Chris LaCivita, comentó en Fox News el 14 de agosto que el problema de la campaña radica en que los medios no cubren cuando el ex presidente habla de políticas.
El candidato a la vicepresidencia, JD Vance, fue aún más desafiante en sus comentarios. «A quienes dicen que Donald Trump debería hacer algo diferente, les recuerdo que ya tuvieron la oportunidad de desafiarlo en tres elecciones primarias, y él ganó en todas. Así que creo que Trump tiene derecho a dirigir su campaña como él desee», afirmó Vance.
Vance subrayó que tanto él como Trump discuten sobre políticas, pero añadió que «queremos un presidente estadounidense que sea auténtico», alguien dispuesto a mostrar a los ciudadanos «exactamente quién es».
Hablando con periodistas en el Trump National Golf Club en Bedminster, Nueva Jersey, el 15 de agosto, Trump expresó que se siente «muy enojado» con Harris y que tiene derecho a «atacar personalmente» a la vicepresidenta.
«No le tengo mucho respeto», declaró Trump, añadiendo que «creo que sería una presidenta terrible».
Cuando los periodistas le mencionaron los consejos de sus aliados republicanos, Trump respondió: «Ella también me ataca personalmente. Me llama un bicho raro».
«Algunos dicen ‘¿por qué no intentas ser más amable?’. Pero ellos no son amables conmigo. Quieren verme en prisión», declaró Trump, criticando al sistema judicial que, según él, ha sido «armado» en su contra en un intento de «interferir en las elecciones» por parte de los demócratas.
«No solo quieren incomodarme un poco. Quieren meterme en la cárcel», añadió.
