El vicepresidente de Estados Unidos busca revertir una de las políticas más destacadas de la era Trump, al proponer un aumento de impuestos corporativos al 28%.
El 19 de agosto, la campaña de reelección de la vicepresidenta Kamala Harris anunció su propuesta de incrementar el impuesto sobre las empresas, pasando del 21% actual al 28% en caso de ganar las elecciones a finales de este año. Este movimiento se enmarca como una medida «razonable para devolver el dinero a los bolsillos de los trabajadores y garantizar que los multimillonarios y las corporaciones paguen su parte justa de impuestos».
Durante la presidencia de Donald Trump, los impuestos corporativos se redujeron drásticamente del 35% al 21%, junto con la implementación de otras exenciones fiscales que expirarán el próximo año. En su campaña actual, Trump ha prometido perpetuar estas reducciones fiscales de forma indefinida.
No obstante, el Comité para un Presupuesto Federal Responsable (CRFB), una organización sin fines de lucro en Estados Unidos, estima que las políticas de reducción de impuestos y fomento del empleo del expresidente podrían aumentar el déficit presupuestario del país en 5 billones de dólares para el año 2035. Por el contrario, el aumento de impuestos propuesto por Harris ayudaría a reducir el déficit en 1 billón de dólares en la próxima década.
Cualquier cambio en la política fiscal de Estados Unidos necesita la aprobación del Congreso. Los partidos Demócrata y Republicano siguen compitiendo ferozmente por el control del Senado y la Cámara de Representantes. Las elecciones legislativas en Estados Unidos se llevarán a cabo en noviembre de este año.
La vicepresidenta Harris también ha reafirmado su compromiso de mantener la propuesta política del presidente Joe Biden, la cual asegura que no se incrementarán los impuestos para aquellos que ganen menos de 400.000 dólares al año. Además, las familias que den la bienvenida a un nuevo miembro recibirán un alivio fiscal de 6.000 dólares. Durante la presentación de su política la semana pasada, Harris subrayó que, si es elegida, su prioridad será «reducir los costos y garantizar la seguridad económica de los estadounidenses».
Harris también planea poner fin a la manipulación de precios por parte de grandes corporaciones, especialmente en la industria alimentaria. Entre sus propuestas destaca un apoyo de 25.000 dólares para aquellos inquilinos que hayan cumplido con sus pagos de alquiler puntualmente durante dos años, al momento de comprar su primera vivienda. Además, se compromete a construir 3 millones de viviendas adicionales para la población. Paralelamente, Harris impulsará un aumento del salario mínimo y la reducción de impuestos sobre las comisiones en el sector de servicios.
La campaña de Harris no ha dudado en criticar el plan económico de Trump, señalando que sus drásticas reducciones de impuestos para las empresas y el aumento de aranceles sobre las importaciones podrían disparar la inflación.
