Las críticas dirigidas por Donald Trump hacia el género y la raza de Kamala Harris podrían estar provocando inquietud entre los votantes femeninos, las comunidades minoritarias y los ciudadanos con altos niveles educativos, quienes son cruciales en los estados indecisos para las elecciones de noviembre.
A medida que se acerca el día de las elecciones, con solo dos meses restantes, Trump sigue ofreciendo declaraciones desordenadas, incoherentes y a veces erróneas durante sus mítines en todo el país. En lugar de centrarse en sus políticas, el expresidente está invirtiendo demasiado tiempo y esfuerzo en atacar a su rival.
Aunque tales comentarios no son nuevos ni para sus seguidores ni para sus críticos, la ansiedad crece cuando Trump enfrenta a una nueva competidora: la vicepresidenta Kamala Harris, quien recibe un respaldo creciente.
Trump se ha irritado aún más al ver cómo su ventaja en las encuestas se desvanece frente a Harris. La estrategia de la demócrata de ridiculizar en lugar de debatir parece enfurecer aún más al expresidente, según observadores.
Desde que Harris asumió el papel de candidata presidencial demócrata, Trump ha sido objeto de críticas por sus ataques personales hacia ella, incluso burlándose de su risa y llamándola «loca». También ha tildado a Harris de «estúpida» y ha declarado a CBS que no tenía intención de ofender, ya que era «solo la verdad».
«No creo que ella sea inteligente. Así lo siento. Creo que eso es correcto. Me considero muy inteligente y muchas personas dicen lo mismo», expresó Trump.
Trump está particularmente obsesionado con el tamaño de las multitudes en los mítines de Harris, llegando a hacer afirmaciones falsas de que la vicepresidenta usa inteligencia artificial para inflar los números de asistentes.
Cuando no está preocupado por el tamaño de las multitudes, Trump ataca la apariencia de Harris. Tras su aparición en la portada de la revista Time, el expresidente la comparó incluso con su propia esposa y consigo mismo. «Yo soy más atractivo que Kamala», afirmó ante miles de espectadores.
En los últimos meses, Trump ha intentado atraer a los votantes afroamericanos para ganar terreno en los estados clave, pero se ha autoinfligido un daño significativo al cuestionar si Harris es realmente negra en una entrevista con la Asociación Nacional de Periodistas Afroamericanos, sorprendiendo a casi toda la sala.
«Ella siempre ha tenido raíces indias y solo ha promovido su ascendencia india», dijo. «No supe que era negra hasta hace varios años, cuando de repente se volvió negra y ahora quiere ser conocida como tal.»
La vicepresidenta Harris tiene una madre india y un padre jamaiquino, y siempre se ha identificado como negra, al mismo tiempo que se enorgullece de su ascendencia india.
Trump también ha afirmado ser el «mejor presidente para los estadounidenses negros desde Abraham Lincoln».
Aun los seguidores más leales de Trump comienzan a sentirse incómodos con sus ataques personales. Joan Long, que asistió a un mitin con su esposo en Pennsylvania, comentó que «desea que Trump deje de hablar sobre la apariencia de Harris».
Los líderes republicanos comparten esta preocupación. El senador Lindsey Graham ha instado al expresidente a enfocarse en los temas que le benefician, como la economía y la gestión fronteriza. «Sus políticas son buenas para Estados Unidos, y si se debate sobre políticas, ganará», dijo Graham, advirtiendo que si Trump continúa con los ataques personales y se distrae con temas irrelevantes, podría perder la elección.
Nikki Haley, excandidata presidencial republicana que previamente criticó a Trump antes de respaldarlo, afirmó que el expresidente «no podrá ganar si sigue hablando de la raza de Kamala Harris» o llamándola «estúpida».
Kevin McCarthy, ex presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU. por el Partido Republicano, sugirió que Trump debería dejar de transformar la carrera electoral en una cuestión de personalidad y «dejar de cuestionar el tamaño de las multitudes de la vicepresidenta».
Sin embargo, Trump no se detiene. El expresidente ha dicho a los reporteros que está «muy enojado» con Harris por llamarlo «raro», argumentando que tiene «derecho a atacar personalmente» a su rival debido a su «ira por lo que ella ha hecho con el país».
Todo esto contrasta con la forma en que Trump se presentó después de su victoria en el debate con Biden en junio. El expresidente escuchó a sus asesores y moderó sus ataques personales, permitiendo que la opinión pública cuestionara la capacidad del actual presidente.
El atentado fallido contra Trump en Pennsylvania en julio elevó significativamente su posición. Las encuestas lo colocaron en una posición favorable y su equipo mostró entusiasmo por la perspectiva de una victoria aplastante en noviembre.
No obstante, el impulso de la vicepresidenta Harris ha hecho que el «Trump antiguo» vuelva a surgir, según el comentarista Chris McGreal del Guardian.
Con el creciente escepticismo público sobre la agudeza mental del presidente Biden, Trump ha propuesto que todos los candidatos presidenciales deberían realizar una prueba de cognición. Cuando CBS News le preguntó si él mismo había hecho una, el expresidente afirmó recientemente haber obtenido un «puntaje perfecto» en dos pruebas de cognición.
«Hago todo bien. Un médico incluso dijo que ‘nunca he visto algo así'», dijo.
Sin embargo, muchos estadounidenses no están convencidos. A principios de la semana pasada, una encuesta realizada por la firma de investigación de mercado JL Partners, con sede en Londres, mostró una disminución significativa en la confianza de los votantes estadounidenses en la capacidad de Trump para retener información en reuniones de seguridad nacional, mantener la concentración en las reuniones y recordar nombres de líderes mundiales desde marzo.
«En solo unos meses, la preocupación por la capacidad de ocupar el cargo ha pasado de Biden a Trump, quien ahora es el candidato presidencial más viejo en la historia de Estados Unidos», comentó McGreal.
