Oficialmente convertida en la candidata presidencial del Partido Demócrata, Kamala Harris ahora tiene una ventaja significativa en la contienda electoral, pero también se enfrenta a desafíos económicos y de políticas que no serán fáciles de superar.
«Es un honor ser la elegida por el pueblo. Esta es una campaña impulsada por la gente, y juntos trazaremos un nuevo rumbo hacia adelante», declaró la vicepresidenta Kamala Harris en un mensaje transmitido por video durante la convención nacional del Partido Demócrata en Chicago el 20 de agosto, confirmando su candidatura presidencial.
Este es un hito crucial que impulsa a Harris directamente a la carrera contra Donald Trump en la fase final de la contienda, con las elecciones presidenciales de Estados Unidos a poco más de dos meses de distancia. Sin embargo, este nuevo rol también la coloca ante retos mayores, pasando de ser la «mano derecha» del presidente Joe Biden a liderar el Partido Demócrata en su esfuerzo por mantener el control de la Casa Blanca.
Nancy Quarles, presidenta del Partido Demócrata del condado de Oakland en las afueras de Detroit, ha presenciado innumerables batallas políticas en el estado clave de Michigan. Sin embargo, según ella, desde que Harris tomó la «antorcha» de manos del presidente Biden para derrotar a Trump, está viendo «algo completamente nuevo».
«Nuestros teléfonos no paran de sonar. La gente quiere poner carteles de la campaña en sus jardines. Muchos se ofrecen para ayudar en la campaña. Parece que todos han querido hacer esto desde hace tiempo, pero no tenían el empuje», comentó.
Con el Partido Demócrata movilizándose rápidamente para apoyar a Harris, esto refleja un salto significativo en la confianza de los votantes demócratas en su capacidad para evitar que Trump recupere la presidencia.
Hasta ahora, la apuesta por Harris ha dado resultados. Ella ha cerrado la brecha con Trump e incluso lo ha superado en algunas encuestas en estados clave. Después de meses liderando, Trump se encuentra ahora en una competencia mucho más ajustada con la nueva candidata demócrata.
Es por esto que muchos analistas creen que Harris está disfrutando de una especie de «luna de miel» en esta etapa de la campaña. Sin embargo, a medida que la contienda avanza hacia una fase más combativa y enfrentamientos directos, se enfrentará a obstáculos aún más difíciles de superar.
Convertirse en la candidata oficial del Partido Demócrata significa que Kamala Harris enfrentará una mayor presión de ataque por parte de Donald Trump y los republicanos, además de un escrutinio más riguroso por parte de los votantes sobre sus políticas y sus interacciones con el público.
Los observadores sugieren que Harris se enfrentará a desafíos económicos y geopolíticos como vicepresidenta en funciones, desde la respuesta de la Casa Blanca a los conflictos en Oriente Medio hasta el crecimiento del empleo y la inflación en Estados Unidos.
Donna Brazile, estratega veterana y ex presidenta del Partido Demócrata, opina que Trump tiene una ventaja sobre la vicepresidenta Harris en la fase final de la contienda. «Ella necesita presentar un argumento claro y convincente de que se preocupa por las preocupaciones del pueblo», comentó Brazile.
Junto con Pensilvania y Wisconsin, Michigan es considerado uno de los tres estados clave que podrían decidir el resultado de las elecciones de noviembre. Los legisladores demócratas en el estado siguen siendo optimistas de que Harris puede ganar, pero reconocen que la batalla no será fácil.
«Kamala Harris tiene mucha energía y motivación. El objetivo es lograr una participación electoral récord, y tendremos que trabajar arduamente para convencer a los votantes indecisos», señaló Haley Stevens, legisladora demócrata que representa al condado de Oakland.
Dan Kildee, congresista que representa al condado de Flint, comentó que el desafío de Harris será hacer que sus propuestas políticas sean más «tangibles» y conectadas con la vida diaria de los estadounidenses, mientras mantiene el impulso de apoyo que está recibiendo.
«Esto es una carrera de 400 metros, no un maratón», afirmó.
En menos de un mes, Harris se ha posicionado como la candidata del cambio en unas elecciones donde muchos votantes buscan una alternativa tanto a Biden como a Trump. Con 59 años, Harris es 19 años más joven que Trump y podría convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos si es elegida.
Sus discursos de campaña suelen durar menos de 30 minutos, son más breves y atacan a Trump de manera más directa que los de Biden.
«Estamos hablando de dos visiones muy diferentes para el futuro del país. Mientras nosotros miramos hacia adelante, el otro lado está atrapado en el pasado», declaró en Detroit el 7 de agosto.
Una encuesta de opinión de la Universidad de Monmouth publicada la semana pasada mostró que el 85% de los votantes demócratas están entusiasmados con las elecciones, casi el doble del 46% registrado en junio. Mientras tanto, el entusiasmo entre los republicanos se ha mantenido estable en un 71% durante los últimos dos meses.
No obstante, existen dudas sobre si Harris podrá ganarse el apoyo de un sector de los votantes moderados, ya que aún no ha logrado reducir significativamente el respaldo a Trump entre los republicanos y conservadores.
James Politi, analista de Financial Times, señaló que la mayor amenaza para la campaña de Harris provendrá de los miembros del Partido Republicano, incluido Trump, quienes intensificarán sus ataques dirigidos hacia ella.
Los republicanos han criticado el papel de Harris en la Casa Blanca, particularmente en política exterior, culpándola del aumento de la inmigración ilegal en la frontera sur con México. También han intentado responsabilizarla por la inflación y la situación económica durante el mandato de Biden.
La han descrito como una «extremista de izquierda», indulgente con el crimen y demasiado liberal en temas sociales, basándose en sus posturas progresistas durante la carrera por la nominación en 2020. Harris ha rechazado tales acusaciones.
Pete Hoekstra, presidente del Partido Republicano en Michigan y ex embajador de Estados Unidos en los Países Bajos, reconoció que ha habido «algunos cambios» en la opinión pública estadounidense hacia Harris, pero advirtió que «la realidad es que hay hechos que no se pueden ignorar».
«La gente está luchando para pagar sus cuentas de necesidades básicas, los seguros, y llenar el tanque de gasolina», concluyó.
Además, los estrategas de ambos partidos, Demócrata y Republicano, coinciden en que Kamala Harris tendrá que exponerse más a la prensa y al público en las próximas semanas. Hasta ahora, Harris solo ha hablado en eventos oficiales o mitines de campaña, limitando su interacción con los medios durante sus giras. Tampoco ha concedido ninguna entrevista desde que entró en la carrera presidencial.
Sin embargo, eso está a punto de cambiar. Harris dará el discurso más importante de su carrera política en la Convención Nacional Demócrata esta semana y participará en más eventos de campaña en las próximas semanas. Además, tendrá dos debates televisados con Donald Trump, programados para principios de septiembre y finales de octubre.
«Estamos en un momento en el que cualquier cosa puede suceder. Si en algún momento ella comete un error, podría cambiarlo todo», advirtió Ron Bonjean, estratega republicano en Washington.
La vicepresidenta ha comenzado a proponer algunas políticas, como la prohibición del aumento desmesurado de precios en productos esenciales y la promoción de viviendas asequibles, aunque estas iniciativas aún no han generado el entusiasmo esperado.
Nick Cunningham, que trabaja en el sector inmobiliario en Bloomfield Hills, Michigan, no se siente impresionado por la candidatura de Harris. Cree que fue obligada a convertirse en candidata y se siente «confundido» por sus posturas políticas, incluyendo el tema de la inmigración. Cunningham espera que Trump gane, pues cree que eso resultará en una disminución de las tasas de interés.
«Para mí, tiene sentido elegir al hombre que hizo un trabajo bastante decente en su primer mandato», opinó.
Otros no comparten esa visión. Victoria Leicht, asistente médica de 38 años y votante independiente, dijo que se inclina hacia la candidata demócrata.
«Probablemente votaré por Kamala Harris», comentó, aunque señaló que Harris deberá detallar más sus planes para abordar la crisis migratoria en la frontera sur, el conflicto en Gaza, y las cuestiones financieras.
